El primer mensaje latinoamericano de solidaridad con Argentina tras la ocupación de Malvinas en 1833 llegó desde Bolivia

AdministradorMalvinas e Islas del Atlántico Sur

En mi reciente visita a La Paz, mantuve una entrevista de más de dos horas con el presidente de Bolivia, Evo Morales, y accedí a un documento histórico: la primera carta de solidaridad con Argentina de un país latinoamericano a raíz de la ocupación de las Islas Malvinas por parte de fuerzas británicas en enero de 1833.

Se trata de un oficio enviado en junio de ese año por el ministro de Relaciones Exteriores boliviano, Mariano Enrique Calvo, a su par argentino, Manuel José García, cuyo texto se reproduce a continuación:

OFICIO ENVIADO POR EL DR. MARIANO ENRIQUE CALVO EN SU CALIDAD DE MINISTRO DE RELACIONES EXTERIORES DEL PRESIDENTE ANDRÉS DE SANTA CRUZ AL DR. MANUEL JOSÉ GARCÍA, A SU VEZ  MINISTRO DE RELACIONES EXTERIORES BAJO LA PRESIDENCIA DE JUAN RAMÓN BALCÁRCEL SOLIDARIZÁNDOSE CON LA REPÚBLICA ARGENTINA ANTE LA OCUPACIÓN DE LAS MALVINAS:

República Boliviana

Ministerio de Relaciones Exteriores.

Chuquisaca, 14 de junio de 1833

Señor Ministro:

El infrascripto Ministro de Relaciones Exteriores de la República Boliviana, ha sometido a su gobierno la apreciable comunicación del señor Ministro de igual departamento en el de Buenos Aires, relativo a lo ocurrido el 2 de enero último en la isla de la Soledad, una de las Malvinas. Este suceso desagradable ha causado en el gobierno de Bolivia los sentimientos de desconsuelo que antes de ahora experimentó al ver que intereses mal entendidos frustraron el grandioso proyecto del Congreso de  Panamá.  La  hermandad  habría  dado a  las  naciones de América toda la respetabilidad necesaria para que las naciones europeas  se abstuvieran de emprender agresiones desconocidas por el derecho internacional, para repelerlas con vigor en el caso de que se avanzase con medidas violentas. La ocupación de la Soledad, sin alegar título alguno y sin otro apoyo que el abuso de la prepotencia, ha sido, en extremo sensible al gobierno de Bolivia, que respetando sobremanera los derechos de toda nación, quisiera que de todas ellas se desterraran las vías de puro hecho, tan contrarias a la razón y las luces del siglo.

En violación tan manifiesta del derecho de gentes hay que considerar no sólo el ultraje hecho a la República Argentina, sino también el desprecio que envuelve hacia las demás naciones americanas. En términos más claros, la conducta del Gabinete británico en las Malvinas, aunque sea perjudicial esencialmente al gobierno que se siente despojado de su posesión, es ofensivo y demasiado injurioso a todas las repúblicas americanas, y, a juicio del gobierno de Bolivia, es un asunto altamente continental.

Bajo de este concepto, por su parte, no sólo coadyuvará en cuanto pueda en la reparación de tamaña ofensa, sino también desea eficazmente se la cuente entre las primeras para reclamarla y conseguir por los medios que sean convenientes el resarcimiento de los
perjuicios ocasionados y la satisfacción que tanto interesa a la soberanía y la dignidad americana.

Estos son, señor Ministro, los sentimientos del gobierno del infrascripto y los de la nación boliviana, idénticos con los de todo corazón verdaderamente americano.

El gobierno de Buenos Aires puede contar con ellos siempre que ocurra sostener y hacer respetar los derechos políticos de las repúblicas hermanas que son esencialmente anexos a su soberanía e independencia.
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