Más allá de las promesas de campaña y los discursos mediáticos, los objetivos y las prioridades que un gobierno define para su gestión quedan al descubierto en el proyecto de presupuesto que envía anualmente al Congreso. Por eso, el presupuesto elaborado por el oficialismo este año pone en evidencia que la educación, la cultura y la ciencia y la tecnología, que son áreas estratégicas para el progreso, el desarrollo, la igualdad, el bienestar y la identidad de la nación, no significan una prioridad para el Gobierno de Mauricio Macri. Más aún, solo son tomadas en cuenta en clave de ajuste.
El recorte que se pretende imponer a estos sectores para el próximo año es dramático. Nunca antes, desde la recuperación de la democracia hasta ahora, se ha puesto en juego la propia subsistencia de programas y actividades que han implicado enormes esfuerzos e inversiones para ponerlos en marcha en marcha y darles continuidad a partir de las acciones de los distintos gobiernos.
Recientemente, por este mismo medio, hemos alertado acerca del terrible golpe que va a sufrir la educación en caso de aprobarse, sin modificaciones, este presupuesto. En este artículo, nos referiremos al ajuste previsto para el área de la cultura.
El caso de la política cultural es particularmente grave porque ocurre al mismo tiempo que degradan el ministerio para colocarlo en el nivel de secretaría. Además, porque la crisis socioeconómica está llevando al borde del abismo a un conjunto de actividades culturales y a decenas de miles de fuentes laborales. Los datos son elocuentes: según alertó la Cámara del Libro (CAL) en el año 2018 se publicarán 18 millones de libros menos que en el 2016. La Asociación Argentina de Empresarios Teatrales (AADET) ha manifestado que la actividad vive el peor momento de los últimos años: la venta de entradas cayó un 27% respecto al año pasado y la recaudación a valores constantes disminuyó el 50 por ciento. En el caso de los cines, la situación no es mejor. Según el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), entre el 2015 y el 2017, antes de la actual crisis económica, se perdieron casi tres millones de espectadores. Las películas nacionales fueron las más afectadas por esta caída.
En este contexto, un Estado preocupado por el desarrollo cultural del país debiera jugar un papel contracíclico y acudir en apoyo de las actividades culturales imprescindibles para sostener las fuentes de trabajo y la capacidad de expresión e identidad cultural de nuestra gente. Pero no, el ajuste que propone el Gobierno alcanza dimensiones alarmantes.
Veamos algunos ejemplos en los que se observa que el Gobierno no solo desconoce los altos niveles inflacionarios del presente y próximo año para calcular la adecuación presupuestaria, sino que pretende bajar la inversión en cifras absolutas: se reduce un 88% el sostenimiento económico a la Orquesta Sinfónica Nacional, un 79% a las Orquestas Infantiles y Juveniles, un 67% a la Banda Sinfónica de Ciegos, más del 70% a las actividades de la Compañía Nacional de Danza Contemporánea, al Ballet Folklórico Nacional y al Coro Polifónico Nacional. En el caso de los museos, prácticamente caen los recursos para todos en valores constantes. Algunos casos emblemáticos: se recortan los recursos destinados al Museo Nacional de Bellas Artes en un 53%; a la Casa de la Independencia, en un 43%; al del Cabildo, en un 38%; al del Palacio San José, en un 58% y también en un 18% al acéfalo Museo de Malvinas. ¿Cómo podrán sostenerse estos enormes testimonios de nuestra historia y de nuestra expresión artística?
A pesar de que esta semana Macri comentó que, según su opinión, Netflix atenta contra la lectura, el mismo presidente promueve la desaparición de los libros, complementando la eliminación de la distribución de textos en las escuelas, con la reducción del 45% de la inversión para el apoyo a las Bibliotecas Populares.
Por último, es necesario alertar que en el proyecto de presupuesto 2019 se eliminan totalmente, entre otras iniciativas, la promoción a las ferias, fiestas y festivales nacionales, el Centro Nacional de la Música, el fortalecimiento de organizaciones de cultura comunitaria y la presencia territorial de los Puntos de Cultura. A todas estas actividades el Gobierno les destinará presupuesto cero.
Pero todavía estamos a tiempo de evitar este «culturicidio». Representantes de distintos sectores de la actividad cultural han pedido una urgente entrevista al presidente de la Comisión de Presupuesto, diputado Luciano Laspina, para advertirle la dramática situación que vivirá el sector y la sociedad en caso de aprobarse el ajuste proyectado por el oficialismo. Como señala la carta que numerosas universidades, sindicatos, centros culturales, entidades empresariales, artistas e intelectuales dirigieron a las autoridades de la Cámara: «Consideramos necesario que los representante del pueblo escuchen a los protagonistas de la cultura a los efectos de que puedan transmitir el daño irreparable que significará la aprobación de un presupuesto que restrinja en forma inédita y dramática la inversión en un área tan estratégica para la preservación de la identidad nacional como es la cultura».
Esperamos que se pueda atender este justo reclamo y reelaborar el proyecto de presupuesto 2019 antes de su puesta en debate en el recinto. En caso contrario, quienes consideramos que el derecho a la producción y el acceso a la cultura de nuestro pueblo es más importante que cumplir con los dictados del FMI acompañaremos esta demanda rechazando un presupuesto que apunta a destruir la cultura y la identidad nacional.
El autor es diputado nacional (FPV-PJ). Ex ministro de Educación de la Nación.