Nota de opinión publicada en Infobae.
Por Daniel Filmus
Como todos los años, este 2 de abril los argentinos y las argentinas volvemos a homenajear a quienes combatieron heroicamente por la recuperación del ejercicio de la soberanía sobre las Islas Malvinas. Recordamos con honor, admiración y respeto a los 649 soldados que dieron la vida por la patria. También a quienes volvieron al continente y llevan en sus cuerpos y en sus mentes el testimonio de haber luchado con valor por nuestras queridas Islas. Tenemos presente el coraje, la convicción y el patriotismo que animaron a nuestros soldados en las situaciones de extrema adversidad que tuvieron que enfrentar. El recuerdo y gratitud es también para nuestras “mujeres de Malvinas”, aquellas que con valentía jugaron un rol insustituible en el conflicto. El homenaje no sería completo si no incluyéramos el reconocimiento y la valoración del sufrimiento que han debido soportar las familias de caídos y veteranos. Quienes afrontaron el dolor de no poder reencontrarse con sus seres queridos y quienes, luego del retorno, debieron acompañar a los excombatientes ayudándolos a superar las heridas físicas y los desgarros emocionales de la guerra.
Somos conscientes de que muchas veces tanto veteranos como familiares se han sentido abandonados o poco atendidos por el Estado. Que debieron soportar la indiferencia de quienes quisieron colocar “bajo la alfombra” y sepultar en el olvido la gesta y a sus protagonistas. Por eso, todo homenaje, para no quedar en palabras, debe implicar el compromiso de escuchar y acompañar a todos y todas, y estar dispuestos a colocar toda la capacidad del Estado para reconocer en términos concretos sus necesidades y atenderlas.
Pero sin lugar a dudas, la principal forma que tenemos de honrar a quienes combatieron en las Islas es seguir luchando todos los días por la misma causa, por la que muchos de ellos dieron su vida. Ello significa redoblar los esfuerzos, siempre pacíficos y diplomáticos, para lograr el consenso de la comunidad internacional. Este consenso, a través de los organismos multilaterales, debe generar las condiciones para que el Reino Unido retome las negociaciones bilaterales por la soberanía de las Islas en los términos que han planteado las Naciones Unidas en la Resolución 2065 (XX) de su Asamblea General. Resolución que es refrendada anualmente en el Comité de Descolonización de la misma organización. Su texto es muy preciso, reconoce la existencia de una disputa de soberanía entre la Argentina y el Reino Unido, y llama a proseguir las negociaciones bilaterales entre las partes, teniendo en cuenta el interés de la población de las Islas. El respaldo a los legítimos derechos de la República Argentina también ha sido sostenido por foros internacionales como el Mercosur, la Unasur, la Celac, la OEA, las Cumbres Iberoamericanas, las de los países Árabes, las de África, el G77 más China, entre otros. Existe el consenso global de que no hay más lugar para el colonialismo en el siglo XXI y que el Reino Unido debe aceptar el mandato de las Naciones Unidas. Las nuevas condiciones internacionales post-Brexit parecen acentuar este consenso. Como ha dicho Alberto Fernández en su discurso de asunción: “…trabajaremos incansablemente por el reclamo de soberanía…lo haremos sabiendo que nos acompañan los pueblos de América Latina y el mundo y convencidos de que el único camino posible es el de la paz y la diplomacia. Honraremos la memoria de quienes cayeron en la lucha por la soberanía. Lo haremos trabajando en la resolución pacífica del diferendo y sobre la base del diálogo que propone la Resolución 2065 de las Naciones Unidas”.
Siguiendo el eje de la soberanía territorial, este compromiso abarca el trabajo por la defensa y la protección de los recursos naturales de todos los espacios marítimos argentinos, siempre en el marco de la legislación nacional y el respeto del derecho internacional. Se trata de enormes riquezas hidrocarburíferas, ictícolas, minerales, de biodiversidad, entre otras, que pertenecen a los cuarenta y cuatro millones de compatriotas.
La madurez que han alcanzado estos reclamos, luego de 37 años de democracia, permitió alcanzar consenso acerca de que el éxito está estrechamente vinculado a la capacidad de desarrollar políticas de Estado de mediano y largo alcance. La historia reciente es categórica en mostrar que las idas y vueltas respecto de las estrategias para hacer valer nuestra demanda sólo contribuyen a consolidar la administración de la potencia colonial. No alcanza con que el consenso que expresamos los argentinos y argentinas esté presente en la Constitución Nacional. Es necesario que también tenga vigencia en estrategias de largo aliento que trasciendan los calendarios electorales. Con este objetivo, en la apertura de sesiones parlamentarias, el Presidente anunció el próximo envío al Congreso Nacional de un proyecto de ley que conformará un Consejo Nacional sobre la Cuestión Malvinas integrado por todas las fuerzas políticas, representantes del sector académico y juristas, de la provincia de Tierra el Fuego y en el cual, por supuesto, no podrán faltar los excombatientes. Este Consejo deberá trazar en forma consensuada los caminos que nos permitan llevar adelante las estrategias del reclamo para los próximos tiempos. También elaborar propuestas para afirmar la causa Malvinas en la memoria y la conciencia de todos los ciudadanos y ciudadanas.
Cada 2 de abril tiene un contexto particular. El homenaje a los caídos y veteranos de hoy se realiza en un momento muy especial. La pandemia causada por el coronavirus COVID-19 nos ha puesto a prueba como sociedad y como Nación. Sabemos que solo con coraje, hermandad, unidad y solidaridad podremos vencer las graves dificultades que enfrentamos. Cualidades y actitudes que desplegaron quienes tuvieron el honor de defender a la patria en las Islas y a quienes hoy y siempre llevaremos en la memoria y en nuestro corazón. Por eso, siguiendo su ejemplo de cuidarnos y protegernos, este año nuestro homenaje refuerza el compromiso permanente de seguir luchando por mantener vivo el recuerdo, trabajar para que se garanticen sus derechos y no claudicar hasta que la bandera argentina vuelva a flamear en las Islas.
El autor es secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur de la Cancillería