Señor presidente: permítame, en primer lugar, agradecer el inmerecido honor que me confirieron el presidente de mi bloque y el conjunto de sus integrantes al encomendarme la difícil tarea de representarlos a través de estas palabras en la conmemoración del Bicentenario. Permítame también, señor presidente, confesarle que me dio un gran orgullo haber tenido esta representación pero, ya que estamos en tren de confesiones, quiero decir que rápidamente el orgullo se convirtió en preocupación, porque no es fácil transmitir en diez minutos lo que los hombres y mujeres que integran nuestro bloque, mis compañeros representantes de los pueblos que recorren toda la geografía de nuestro país, sienten y quieren expresar desde lo más profundo por la conmemoración de los 200 años de nuestra Patria.
En este sentido, creo que es un momento de homenaje, pero también hay distintos tipos de homenaje. No sólo es un momento de homenaje a quienes hicieron la Revolución de Mayo, a los protagonistas de nuestra independencia, sino también a quienes en estos 200 años supieron construir, con todos los avances y con todas las asignaturas pendientes que tenemos, la Argentina que vivimos.
La primera forma que se me ocurrió para homenajear claramente tiene que ver con nombres y apellidos, y tiene que ver con quienes sabemos que en la historia tuvieron un rol preponderante, con hombres y mujeres de nuestra Patria y muchos latinoamericanos