Es a través del Programa Federal Construir Ciencia y contempla una inversión de 651 millones de pesos. Las nuevas instalaciones buscarán fortalecer las líneas de investigación en química analítica, suelo y clima, y agroalimentos. Asimismo, uno de los pabellones estará destinado a un banco de germoplasma y herbario. El Ministro de Ciencia, Daniel Filmus, firmó el convenio junto con la Decana de la Facultad de Agronomía, Adriana Rodríguez.
Buenos Aires, 2 de noviembre de 2023 – Esta tarde, en la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA), el Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, firmó, junto a la Decana de la Facultad de Agronomía, Adriana Rodríguez, un convenio para la construcción de cuatro pabellones en la Facultad. El MINCyT, a través del Programa Federal Construir Ciencia, invertirá un monto total de 651 millones de pesos. También participó del evento el Subsecretario de Coordinación Institucional, Pablo Nuñez y el Secretario de Ciencia y Técnica de la UBA, Sebastián Civallero.
En su intervención, Filmus sostuvo: “Es muy importante que podamos avanzar con este tipo de obras en este momento en el que está muy discutido el papel de la ciencia y de las universidades, y si las universidades tienen que ser públicas y gratuitas. Por eso tenemos que afrontar este debate no solo con ideas, sino mostrando cuál es el trabajo de las universidades y de los organismos del sistema nacional de ciencia para que la sociedad pueda defender la inversión pública en ciencia y tecnología”.
El Ministro de Ciencia señaló que los investigadores de las universidades “tienen ese doble rol de transferir conocimientos a los alumnos y de investigar para ampliar los umbrales de conocimiento y para transferir tecnología para mejorar la condiciones de vida de nuestra gente. Para esta tarea, es necesario mejorar, también, las condiciones de trabajo de nuestras y nuestros investigadores. Con ese objetivo es que casi toda la inversión que hemos hecho en la Ciudad está destinada a las diferentes facultades de la UBA -Exactas, Ingeniería, Sociales, Filosofía y Letras, Farmacia, entre otras- no solo a través de Construir Ciencia si no también con una muy importante inversión en equipamiento por medio de Equipar Ciencia”.
Filmus se refirió a la necesidad de “imaginar la Argentina que viene y allí tenemos el cumplimiento de la Ley de Financiamiento y las 10 grandes prioridades fijadas por el Plan Nacional de Ciencia 2030, sancionado recientemente como ley también. En este sentido, el desarrollo agroalimentario y biotecnológico para la producción agropecuaria es fundamental, así como el tema ambiental, que es transversal a los 10 objetivos estratégicos del Plan, también lo es. Tenemos que defender todos estos temas porque estamos discutiendo con ideas que proponen privatizar los océanos o que ponen en duda la importancia de las vacunas. Para transformar nuestro país, por supuesto que es esencial nuestra producción de materias primas pero también debemos potenciar la producción y exportación de productos con valor agregado y apoyar al sector de la economía del conocimiento que ya es el tercer sector exportador del país con más de 7.700 millones de dólares. Por eso es imprescindible que salgamos de las universidades a contar y explicar lo que hacemos y que la investigación sea patrimonio de la sociedad”.
A su turno, la Decana Rodríguez afirmó: “Uno de nuestros objetivos estratégicos es motivar y apoyar a nuestros equipos de investigadores que están desarrollando procesos y productos con alto impacto para la comunidad y que puedan ganar escala fácilmente. Nuestra facultad se caracteriza por tener numerosos grupos de investigación, algunos muy sólidos y otros en crecimiento, integrados tanto por profesores experimentados como por jóvenes docentes que se inician en su carrera científica. Pero este valioso capital humano se encuentra limitado, entre otros factores, por la infraestructura edilicia. Tenemos una larga historia como institución, que se remonta a 1904, así que la mayor parte de nuestros edificios también tienen esa edad, y los esfuerzos para mantenerlos no compensan su deterioro por obsolescencia. Han llegado al límite de su vida útil, por ser centenarios, por tener sus cimientos muy deteriorados, situación que genera grietas en paredes y hundimiento de pisos, en ocasiones generando situaciones irreversibles. Más aún cuando estos edificios albergan laboratorios con equipamientos que demandan servicios y normas de seguridad para las que no fueron construidos. Esta incomodidad permanente implica una mala calidad de vida laboral que queremos revertir, y que además puede desalentar la retención de los investigadores jóvenes.
Por su parte, Civallero explicó que “estos proyectos que venimos trabajando con el Ministerio son fundamentales para la UBA, ya que representan avances cruciales en la investigación científica y tecnológica. En este caso hablamos de reforzar nuestras capacidades de investigación en áreas clave para la seguridad alimentaria y la sostenibilidad ambiental. La Secretaría se encuentra trabajando, por ejemplo, en el marco de las ODS y “Una Salud”, contribuyendo a solucionar desde la ciencia desafíos significativos para el desarrollo ambiental, consolidando a la UBA como líder en la generación de conocimiento de vanguardia con un impacto tangible en la sociedad”.
Por último, Nuñez destacó la necesidad de cumplir “con la ley de financiamiento que prevé un incremento de la inversión pública en ciencia año a año, durante los próximos 10 años. Tenemos que lograr que esta inversión que tenemos por delante sea implementada con otros criterios, con una cabeza más planificadora que permita distribuir de manera más federal y de forma más inteligente dentro de cada institución, y con una mirada que posibilite un mayor impacto”.
La nueva infraestructura tendrá una superficie total de 1.460m2 y consiste en la construcción de cuatro pabellones destinados a fortalecer las líneas de investigación en química analítica, suelo y clima, y agroalimentos. Asimismo, uno de dichos pabellones será un banco de germoplasma y herbario.
Los nuevos edificios permitirán alojar a investigadores e investigadoras que hoy realizan sus tareas en edificios centenarios y sin mayor capacidad, lo que redundará en una mejor infraestructura para que los jóvenes estudiantes y graduados de ciencias puedan trabajar allí en condiciones adecuadas.