(Télam).- La cuestión Malvinas irrumpió en la Feria del Libro de Guadalajara con fuerza, en una mesa redonda vibrante cuyos participantes pusieron al descubierto distintas miradas sobre la guerra, desde el testimonio hasta la literatura, y la mención a una historia que se remonta en el tiempo y construye una marca de identidad sin posibilidad de olvido.
La mesa coordinada por la embajadora Patricia Vaca Narvaja reunió el testimonio del excombatiente Edgardo Esteban, la mirada de dos autores que abordaron desde la ficción la guerra como Carlos Gamerro y Martín Kohan, y el análisis histórico por parte del secretario de Asuntos relativos a las Islas Malvinas, Daniel Filmus.
A esto se sumó en el tramo final, la ministra de Cultura de la Nación, Teresa Parodi -recién llegada a Guadalajara-, que subió al estrado para leer un poema de Borges sobre las islas, mientras la presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo, Estela Carlotto, siguió desde la platea las diferentes ponencias, para luego fundirse en un abrazo con Parodi.
«Lo he soñado en esta casa/ entre paredes y puertas./Dios les permite a los hombres/ soñar cosas que son ciertas./ Lo he soñado mar afuera/ en unas islas glaciales./ Que nos digan lo demás/ la tumba y los hospitales… «, resonó en la sala la voz grave y armoniosa de Parodi.
Esteban recordó su participación en la guerra, la incertidumbre de su madre esperando su regreso -«también pienso ahora en las mamás de los 43 jóvenes desaparecidos en Ayotzinapa, aludió en lo que ya es una constante en todas las presentaciones de la delegación argentina-, y cuando volvió a La Plata, esperando un gran recibimiento, sólo había una luz, un perro y su madre.
«Volveremos a Malvinas de la mano de América Latina», una consigna coreada por los jóvenes en un aniversario de la guerra, que trajo a la charla Esteban, autor del libro «Iluminados por el fuego», luego adaptado al cine sobre su experiencia en las islas, «para exorcizar fantasmas».
También el excombatiente habló del reclamo histórico, del apoyo de distintos foros internacionales, «del cambio de paradignas acerca de Malvinas de la mano de este gobierno que permitió a los excombatientes reintegrarse a la sociedad».
Desde otra perspectiva, Carlos Gamerro recordó que estaba en México en abril de 1982, y al regresar tuvo miedo de que lo mandaran al frente, porque era de la clase 62 al igual que Esteban. Más tarde escribió sobre Malvinas una novela, en la línea de «»Los Pichiciegos», de Fowgill, un clásico urdido en los días de la guerra, que se contrapone a cualquier imagen heroica.
Para Martín Kohan, en la literatura argentina de Malvinas no sólo no aparece ninguna reivindicación de la causa nacional, «sino aparece un dispositivo exactamente contrario que permite la reversión y la desarticulación de la causa nacional».
«Un acto de guerra presupone como género la épica, basada en los valores patrios, en la certeza de la identidad nacional, pero las ficciones sobre Malvinas han tomado el camino inverso como ‘Los Pichiciegos’, y otros textos que en lugar de la épica colocan la sátira y la farsa», opinó.
A su juicio, «son novelas que desestabilizan de una manera muy aguda y poderosa los valores del patriotismo y ponen en cuestión esos valores para narrar desde otro lugar».
En tanto, Filmus se preguntó por la historia de las islas antes de la guerra, una historia que se remonta a 1833, y rememoró la mención sobre la argentinidad de las islas que aparece en textos de San Martín, Sarmiento y otras figuras que a lo largo del tiempo permitieron una construcción colectiva ligada a la identidad.
«Seguir construyendo Malvinas es parte de las contradicciones que tenemos como país, no podemos dejar de verlas, y es bueno profundizar en el debate, las islas están en un lugar simbólico como es el espacio de la memoria».
Y así lo hicieron los integrantes de una mesa, en la que diferentes visiones fueron articulando un imaginario complejo: sentimientos patrióticos, el análisis de las distintas plazas (de Mayo) que se llenaron en esa época, desde la convocada por la CGT, hasta la del 2 de abril, -«cuando muchos acudieron sin pensar que íbamos a una guerra», dijo Filmus-, y la de la derrota, un preanuncio del fin de la dictadura militar.
«Rastreé en la literatura argentina y en figuras de distintos signos ideológicos, algo que nos sirve para entender por qué estuvimos el 2 de abril, no pensamos que iba a ver una guerra», remarcó Filmus, y disintió con Kohan acerca del poema de Borges: «No, no es un poema épico, es un poema trágico».
«La repercusión de la Feria del Libro de Guadalajara es increíble aquí y también en nuestro país. Y todavía falta el cierre cuando le entreguemos la posta a Inglaterra, para la próxima edición. «Va ser un momento muy fuerte», dijo a Télam la ministra de Cultura al finalizar la mesa redonda.