«¿Cuál es la relación que une al ídolo del deporte más popular de nuestro país y a la presidenta de Abuelas? Hay una palabra clave que los emparenta y atraviesa lo que tienen en común. Identidad.»
El abrazo entre Estela de Carlotto y Diego Maradona en Sudáfrica dio la vuelta al mundo. La foto, en el marco del respaldo de la Selección Argentina a la candidatura de Abuelas de Plaza de Mayo al Premio Nobel de la Paz, fusionaba dos historias de vida muy diversas pero que tienen en común, en primer lugar, el respeto y la valoración de la mayoría de su pueblo. Sin embargo, lo que ambos personajes comparten trasciende la popularidad y el cariño que cosecharon a lo largo de sus trayectorias.
La imagen es fuerte; impacta, justamente porque hay algo en esa unión que nos habla de nosotros mismos, que nos involucra y nos identifica como argentinos.
¿Cuál es la relación que une al ídolo del deporte más popular de nuestro país y a la presidenta de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo? Creo que –más allá de la lucha, el esfuerzo, la perseverancia– hay una palabra clave que los emparenta y atraviesa lo que tienen en común.
Identidad.
Identidad nacional que el fútbol, como fenómeno social, cultural y económico, contribuye a consolidar porque está ligado a nuestra historia, nuestras pasiones y nuestra idiosincrasia. Porque nos representa y nos retrata.
Nos genera un sentimiento de pertenencia a un colectivo. Porque ese juego, que es mucho más que un juego y del que Maradona es un ícono inconfundible, es una de las prácticas sociales y culturales que más nos identifica como pueblo.
Pero la identidad en la Argentina fue resignificada gracias a la lucha de Abuelas de Plaza de Mayo y también se convirtió en el derecho de todas las personas a conocer la verdad sobre las circunstancias de su nacimiento, su familia y su historia.
Desde su constitución en 1977 –cuando que sus nietos eran secuestrados y desaparecidos por la dictadura militar más nefasta de la que se tenga memoria– ellas encarnaron un movimiento que, a lo largo de su existencia, instaló en la sociedad la conciencia de que ese derecho nunca más debía volver a ser violado.
Con una historia de más de 30 años de lucha y trabajo en defensa y promoción de los Derechos Humanos, con 101 nietos recuperados, la trayectoria de las Abuelas da cuenta de una lucha ligada al pasado y al futuro.
Tanto tiene que ver con la lucha contra la impunidad, (la derogación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, y el Juicio y Castigo a los Culpables fueron parte de sus conquistas) como con la esperanza del reencuentro con los nietos y con una tarea que continúa más allá de ellas y compromete a toda la sociedad.Por eso, el apoyo de la Selección Argentina de fútbol en el Mundial de Sudáfrica es un aporte invalorable para que el trabajo de las Abuelas sea visible en todo el mundo. En la carta que elevé al Comité del Nobel en Oslo, decíamos que la dura pero fecunda experiencia de las Abuelas hoy está al servicio de la sociedad porque, a partir de la desaparición de menores por razones políticas, elaboraron nuevas herramientas para que el Estado garantice la identidad de las personas.
Por ejemplo, en 2009 impulsaron la aprobación de un conjunto de leyes.La primera permite a los jueces que intervienen en causas por apropiaciones obtener muestras de ADN “por medios distintos a la inspección corporal, como el secuestro de objetos que contengan células ya desprendidas del cuerpo”, la segunda convierte al Banco Nacional de Datos Genéticos en un ente autárquico, y la tercera establece que las asociaciones o fundaciones registradas conforme a la ley pueden constituirse como querellantes en los procesos por crímenes de lesa humanidad.
En el plano internacional, es fundamental el aporte de Abuelas a la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño y el Adolescente, con la incorporación de tres artículos (7º, 8º y 11º) que garantizan el Derecho a la Identidad. Además, ratifica que los Derechos Humanos se construyen, que no están fijados en un momento dado y que quedan para siempre en la memoria, como resultado de la lucha y de la acción de los ciudadanos en determinados procesos históricos.
Con esta candidatura, entonces, pretendemos que se reconozca no sólo el trabajo que las Abuelas hicieron en cuanto a la vigencia de los Derechos Humanos y en contra de los efectos de la dictadura en nuestro país, sino el gran impacto que ha tenido su tarea en el plano nacional e internacional por la perdurabilidad de sus conquistas.
Ellas demostraron que desde el dolor y el horror se puede construir, y además dejar un legado de paz y justicia a la sociedad. Vaya nuestro agradecimiento profundo a las Abuelas, porque son un ejemplo para todos y porque contribuyen a forjar para los argentinos una identidad nacional de dignidad con memoria y justicia. Y a Diego y a todo el equipo argentino en Sudáfrica por ayudar, con esta imagen que es una síntesis de la identidad argentina, a que este trabajo se difunda en el todo el mundo.
Daniel Filmus
(Publicado en el diario Tiempo Argentino el 20 de junio de 2010).