El senador nacional del Frente para la Victoria Daniel Filmus presentó un proyecto de ley que apunta “tanto a reducir el contenido de sodio en los alimentos industrializados como a generar conciencia sobre la importancia de reducir la cantidad de sal que se agrega a las comidas para mejorar la calidad de vida de la población y evitar miles de muertes anuales”.
“Existe evidencia científica sobre el estrecho vínculo entre el consumo excesivo de sodio y la hipertensión arterial. Además, el 90% del sodio que consumimos habitualmente proviene de la sal, principalmente de la que se usa en los alimentos procesados o industrializados”, detalló el legislador sobre el proyecto de Ley de Control Sanitario del Consumo Excesivo de Sodio.
Según Filmus, “la herramienta de mayor impacto” contenida en la iniciativa “es la que permitirá a la autoridad de aplicación, que es el Ministerio de Salud de la Nación, restringir el contenido de sodio en los alimentos industrializados”.
En cuanto a la hipertensión, detalló que “tanto en Argentina como a nivel mundial es una de las principales causas de muerte y de discapacidad, ya que provoca infartos, accidentes cerebrovasculares y afecciones renales, entre otras enfermedades”. Luego de indicar que “de acuerdo con estimaciones oficiales más de un tercio de nuestra población sufre hipertensión arterial y alrededor de 50.000 personas mueren al año por esta causa”, Filmus advirtió que “en Argentina el consumo de sal por persona es cercano a los 12 gramos diarios cuando la Organización Mundial de la Salud recomienda que la ingesta no supere los 5 gramos”.
“Las proyecciones del Ministerio de Salud de la Nación indican que por cada gramo que lográramos reducir en la ingesta diaria de sal de la población estaríamos evitando cerca de 2.000 muertes anuales causadas por enfermedad cardiovascular y ataques cerebrales, y también alrededor de 16.000 eventos”, puntualizó.
Además, explicó que uno de los artículos del proyecto establece que los envases de los alimentos industrializados que contengan sodio deberán incluir “información visible y clara sobre el contenido de sodio en miligramos, el consumo diario máximo recomendado y, en el caso de los que tengan alto contenido de sodio, un mensaje gráfico que permita identificarlos claramente”.
“En esta misma línea propia del objetivo de informar a la población se ha previsto un capítulo enfocado especialmente al cambio cultural que sea resultado de una política de educación alimentaria. Por otra parte, se prevé la posibilidad de que las autoridades pongan en práctica distintas herramientas concretas que hacen a la reducción directa del consumo de la sal que la gente agrega a las comidas ya preparadas”, concluyó.