Entrevista con el diario británico The Daily Telegraph.
SU ROL
Como presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado tenía una mirada sobre todo el conjunto de la política exterior de la Argentina. ¿Por qué ha elegido abandonar eso y centrarse únicamente en las Islas Malvinas?
Porque la cuestión de las Islas Malvinas, las islas del Atlántico Sur y los espacios marítimos circundantes es uno de los ejes centrales de nuestra política exterior, pero principalmente un sentimiento profundo del pueblo argentino, que no concibe que en pleno siglo XXI una parte de su territorio esté en manos de una potencia colonial.
¿Qué es lo que espera lograr desde esta nueva designación?
Espero poder aportar con mi trabajo al restablecimiento de las negociaciones entre Argentina y el Reino Unido en los términos que plantea la Resolución 2065 de la Asamblea General y 40 resoluciones posteriores de Naciones Unidas. No se trata de una “misión imposible”. Tales negociaciones existieron entre 1966 y 1982, siendo analizadas diversas opciones por ambos países, tales como administración conjunta, retroarriendo, etc. Es necesario reiniciar tal proceso. La democracia argentina, que por primera vez cumple 30 años de vigencia continua, no concibe otra forma de avanzar en la solución de la disputa sobre la soberanía de las islas que no sea a través de la diplomacia, el diálogo y la paz.
¿Siente el peso de la responsabilidad, al ser la primera persona en ocupar este nuevo rol?
Por supuesto, siento mucha responsabilidad y también orgullo. Es un gran desafío, ya que implica una tarea muy trascendente y fuertemente vinculada a la historia y el futuro de mi país y de gran importancia en nuestra relación con el Reino Unido.
SUS REFLEXIONES SOBRE LAS ISLAS MALVINAS
Usted dijo que «la historia ha demostrado que el despotismo colonial está condenado al fracaso». ¿En serio creen que la posición que tiene Gran Bretaña sobre las Islas Malvinas podría cambiar?
Sí, la historia de la humanidad muestra que el colonialismo tiende a desaparecer de la faz de la tierra. Basta comparar el mapa del mundo de un siglo atrás con el actual. Estamos convencidos de que el pueblo británico, al cual respetamos profundamente, comprende la injusticia que conlleva la ruptura de la integridad territorial de nuestro país y sus gobernantes retomarán el camino del diálogo.
En un mundo ideal, ¿qué debería suceder en el caso de las Islas Malvinas?
En un mundo ideal no deberían existir situaciones coloniales basadas en la usurpación territorial por la imposición de la fuerza y deberían respetarse y cumplirse las resoluciones de las Naciones Unidas. Por ello, consideramos que una actitud de negociación bilateral por parte del Reino Unido sería un gran aporte a la construcción de un mundo ideal y contribuiría a la convivencia respetuosa y solidaria entre nuestros pueblos.
¿Gran Bretaña es demasiado agresiva en sus relaciones con la Argentina?
En su Resolución 31/49 las Naciones Unidas piden que tanto el Reino Unido como la Argentina se abstengan de realizar acciones unilaterales en el caso de Malvinas. Las acciones que lleva adelante el Reino Unido en la zona, sin el consentimiento de nuestro país, particularmente las militares y aquellas que significan expoliar los recursos naturales que están en la zona en disputa, son actitudes agresivas.
Usted dice que de las 17 «colonias», diez son británicas, pero seguramente la diferencia es que, a diferencia de lo que ocurrió en los siglos XVIII y XIX, ahora los territorios han optado por ser británicos.
Todos estos casos forman parte de las situaciones que Naciones Unidas resolvió enviar al Comité de Descolonización. Cada uno tiene características particulares pero todos ellos merecen un tratamiento en este ámbito. Le recuerdo que en todos los casos de las ex colonias británicas respecto de las cuales la Asamblea General adoptó resoluciones sobre la base de recomendaciones del Comité de Descolonización (Antigua y Barbuda, Dominica, Grenada, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y Granadinas, Fiji, etc.) el Reino Unido no dio apoyo en ninguna votación. Llama la atención que el Reino Unido defienda el principio de libre determinación en el caso de Malvinas. Del total de votaciones en Naciones Unidas en las que estuvo en juego este principio, el Reino Unido votó en contra en el 88% de los casos. Argentina nunca votó en contra. Por supuesto, el caso que incumbe a la Isla Diego García y sus pobladores es otro ejemplo de la poca importancia que le da Gran Bretaña a la libre determinación.
En su primera semana de mandato, en el mes de enero, dijo que la Argentina buscará penas de prisión para quienes perforen en busca de petróleo en aguas de las Islas Malvinas. ¿Cómo piensa implementarlo?
A través de la aplicación de la legislación nacional en la materia. Estamos hablando de la Ley 26.659 –“Condiciones para exploración y explotación de hidrocarburos en la Plataforma Continental”– y que fuera modificada por la Ley 26.915, aprobada el 27 de noviembre del 2013, que establece sanciones penales para empresas e individuos involucrados en la explotación y exploración de hidrocarburos en el Mar Argentino sin la autorización correspondiente.
¿No son estas decisiones perjudiciales para el clima de negocios de la Argentina y hacen que el país deje de ser atractivo para los negocios?
De ninguna manera, el cumplimiento de las leyes de cada uno de nuestros países no puede ser causa de deterioro del clima de negocios. Por el contrario, el respeto a la ley debiera redundar en el fortalecimiento de la relación. Aspiramos a que las condiciones para el intercambio comercial con el Reino Unido mejoren permanentemente.
¿Cuál es su respuesta para aquellas personas que dicen que esta batalla es por razones puramente económicas?
Ya en el año 1868 el autor del Martín Fierro, principal poema gaucho de la Argentina, escribió refiriéndose a las Islas Malvinas: “Se concibe y se explica fácilmente ese sentimiento profundo y celoso de los pueblos por la integridad de su territorio, y que la usurpación de un solo palmo de tierra inquiete su existencia futura, como si se nos arrebatara un pedazo de nuestra carne (…) Los pueblos necesitan del territorio con el que han nacido a la vida política, como se necesita del aire para la libre expansión de nuestros pulmones”. El reclamo por las Islas Malvinas tiene que ver con los sólidos sustentos jurídicos e históricos que posee nuestro país y también con ese profundo sentimiento que expresa José Hernández. En este punto coinciden todas las fuerzas políticas y sociales de la Argentina.
El 3 de enero, usted dijo que la aplicación de la Resolución 2065 era «el principal objetivo de la Argentina». ¿Cuál es su respuesta a los argentinos que piensan que el principal interés del gobierno debería ser la economía y el índice de desempleo regional, en lugar de los 181 años de controversia respecto de las Malvinas?
Me referí a la aplicación de la Resolución 2065 como principal objetivo respecto de la cuestión de las Islas Malvinas, no hablé respecto al conjunto de objetivos económicos, sociales y políticos del Gobierno. No me cabe duda de que todos los gobiernos se preocupan por la economía y el desempleo. En el caso argentino, la principal demostración de ello es que hemos transitado una de las décadas con mayor crecimiento económico de la historia (el PBI prácticamente se duplicó desde el 2003 a la actualidad) y la desocupación disminuyó del 22,5% al 6,7% en el mismo período. Todo esto en un contexto internacional de crisis, particularmente en lo que respecta a Europa.
SUS PENSAMIENTOS SOBRE LAS RELACIONES BILATERALES CON EL REINO UNIDO
¿Esta incesante retórica no destruye lo que de otro modo sería una buena relación?
Lo que más afecta la buena relación entre nuestros países es la falta de voluntad de diálogo por parte del Reino Unido, su incumplimiento de las resoluciones de las Naciones Unidas y las acciones unilaterales y la militarización que lleva adelante en la zona del Atlántico Sur. Sinceramente, aspiramos a tener las mejores relaciones posibles con el Reino Unido.
¿Cuál es su respuesta a quienes dicen que todas las personas tienen derecho a la libre determinación, con respecto a la abrumadora mayoría de los isleños que quieren ser británicos?
De ninguna manera ponemos en cuestión que la gran mayoría de los isleños sean británicos. Estamos seguros de que así es. Respetamos profundamente su decisión al respecto. De hecho, en la Argentina continental viven muchos más británicos y descendientes de británicos que en las Islas Malvinas y conviven en total armonía e integración con el conjunto de nuestra población. Sin embargo, como acaba de señalar nuestra Embajadora Alicia Castro, ello no implica que los habitantes británicos de Malvinas puedan resolver la disputa de soberanía entre Argentina y el Reino Unido. Como lo ha señalado las Naciones Unidas, se trata de un caso de descolonización “especial y particular” basada en la ruptura de la integridad territorial, no de un caso de libre determinación. No existe resolución alguna de Naciones Unidas referida a Malvinas que haga mención a la libre determinación. Por el contrario, en el año 1985 la Asamblea General de las Naciones Unidas rechazó propuestas británicas de incorporar tal principio en la resolución sobre la Cuestión Malvinas. Ello es así porque el principio de libre determinación no es aplicable a cualquier comunidad establecida en un territorio, sino sólo a los pueblos. Ciertamente no es aplicable a los actuales habitantes de las Islas Malvinas, que no constituyen un pueblo separado y menos aún han sido víctimas del colonialismo.
Usted dice que los habitantes de las Islas Malvinas no son británicos, teniendo ascendencia polaca por parte materna y un padre moldavo. ¿Qué respondería a quienes dicen que eso lo hace menos argentino?
Argentina es un ejemplo de integración de distintas comunidades de inmigrantes y de convivencia armónica entre ellas. Tengo 58 años y soy, de mi familia, primera generación de nacidos en Argentina. Le agrego a los datos de nacionalidad de mis padres que provengo de una familia judía en un país de mayoría de habitantes católicos. Jamás nadie me ha dicho que por ello soy “menos argentino”. Soy profesor titular en la Universidad de Buenos Aires e investigador científico. He sido Secretario de Educación de la Ciudad de Buenos Aires y Ministro de Educación de la Nación, Senador Nacional, Representante Argentino ante el Comité Ejecutivo de la UNESCO y hoy Secretario de Estado. La primera vez en mi vida que tengo que dar una respuesta sobre mi condición de argentino es esta, ante una pregunta formulada por un diario británico.
Usted dice que desea hablar con Gran Bretaña sobre el tema; Gran Bretaña dice que no hablará de las Islas Malvinas «a espaldas de sus habitantes”.
Me parece muy bien que Gran Bretaña no hable con la Argentina de las Islas Malvinas a espaldas de sus habitantes, Argentina tampoco lo haría. Pero la Resolución 2065 de las Naciones Unidas y las posteriores señalan explícitamente que la disputa de soberanía existente entre nuestros países debe resolverse a través de negociaciones entre Argentina y el Reino Unido, teniendo en cuenta los intereses de los habitantes de las islas. Por otra parte, nuestra Constitución Nacional exige respetar su modo de vida. Tenemos mucho respeto por quienes viven en las islas y cumpliremos estrictamente con estas premisas.
¿Piensa que alguna vez se podrían mantener conversaciones tripartitas?
No. La condición bilateral de la disputa de soberanía ha sido consagrada por la precitada Resolución 2065 y reiterada en más de 40 resoluciones de las Naciones Unidas. Esta posición ha sido respaldada por la comunidad internacional y numerosas organizaciones regionales como la CELAC, UNASUR, MERCOSUR, ALBA, OEA, Cumbre de los Países Africanos, Cumbre de América del Sur y los Países Árabes y el Grupo de los 77 y China, entre otros.
Mientras Hugo Swire se encontraba en las Islas Malvinas, usted mantenía conversaciones con Rosana Bertone. Ha dicho que está planeando «varias iniciativas que tiene la intención de introducir» para reforzar su actividad diplomática. ¿Puede dar detalles acerca de las mismas?
Profundizaremos nuestro trabajo en la dirección que viene llevando adelante nuestra Cancillería. En el campo diplomático fortaleceremos el llamado al diálogo bilateral en todos los foros internacionales y al mismo tiempo defenderemos en la justicia nuestros recursos naturales para que no sean expoliados.
¿Tiene planeado viajar a Londres para hablar de estos temas en persona?
Sí, por supuesto. Yo ya he estado en Londres el año pasado como Senador acompañando al Canciller Héctor Timerman y en otras ocasiones. Hemos mantenido también reuniones con parlamentarios británicos organizadas por nuestra embajada. Recientemente hemos invitado a una delegación de parlamentarios británicos a la Argentina y la visita fue muy productiva. Confiamos en el intercambio de posiciones y en el diálogo y esperamos poder llevarlo a cabo también en Londres.
Link a la entrevista
Repercusiones en medios locales
– Página/12: http://www.pagina12.com.ar/